El secuestro
Contesto la
llamada de teléfono y suplico al hombre al otro lado de la llamada que libere a
mi hijo, me exige dinero para el rescate y le explico que somos una familia de
escasos recursos, me gritan que consiga de donde pueda si quiero volver a ver a
mi pequeño de nuevo. Les trato de hacer entender que es alguien especial y que
no puede estar sin la supervisión adecuada. Comienzo a escuchar la risa de los
secuestradores al otro lado de la llamada y preguntan si con supervisión
adecuada me refiero a un par de curas. Quedo en silencio y finalmente le digo
que dejen a los curas hacer lo que tengan que hacer. Me dejan en claro que los
curas ya no están con ellos, no consigo responder sin antes ser interrumpido
por la estática que se genera en la llamada, la voz de un hombre a la distancia
se escucha al otro lado informando al extorsionador que el niño acaba de
desaparecer junto a uno de sus colegas. Tomo una gran bocanada de aire y les
digo que se preparen, me pregunta si acaso fue una amenaza y para que se deberían
preparar. Solo respondo para que arda toda la humanidad.
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