La oscuridad
Le temo a la
oscuridad y no, no a esa oscuridad de la que todos hablan. Hablo sobre esa, la
cual una vez eres atrapado, solo se escucha el eco de tu voz. La cual posee
tentáculos tan fríos, que te queman como el mismo infierno, esa que te susurra,
la que te dicen las cosas tal vez para confundirte o para
destruirte. Solo los condenados saben que horrores hay en
ese destino y los condenados nunca vuelven, a esa oscuridad le temo, porque sé
que después de la muerte, solo me espera, esa oscuridad.
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