Terremoto en Tucumán
Relato publicado en la plataforma Boukker (Actualmente en pausa)
El año había empezado demasiado pesado, tal vez al principio
no en el mal sentido, pero sin dudas con muchas cosas nuevas. Al comienzo unos
científicos de un lugar llamado Event Horizon lograron captar por segunda vez
un denominado “Agujero negro”. No fue la gran cosa, era lo mismo del primero,
parecía un círculo naranja muy enorme, con un poco de imaginación podía ser
muchas cosas, una rosca, un ojo, una rueda en llamas. Pasó desapercibido, sin
dudas por algo mucho más relevante, por culpa de que el mismo día del
descubrimiento, algo más llamativo sucedió en el cielo, para ser más específico
en el cielo de Tucumán, una provincia de Argentina. No muchas personas lo
vieron, yo lo vi, yo logré ser uno de esos afortunados o desafortunados… Aún no
logro decidirme.
Ese día todo el cielo estaba invadido de nubes grises, todo
parecía apuntar a que en cualquier momento comenzaría la tormenta del año,
truenos y relámpagos hacían presencia por todos lados, pero la lluvia no caía.
Pasaron los minutos y mientras caminaba por la plaza principal del centro de
Tucumán, algo comenzó a caer, la lluvia parecía al fin hacer presencia.
—Ven bajo el árbol hasta que saco el paraguas -Indicó mi
amigo mientras señalaba con su cabeza el lugar.
—No puedo creer que sea la primera vez que salgamos con un
paraguas y lo usemos -Dije mientras nos refugiamos bajo el árbol.
—Ahí está —Dijo mi amigo, mientras colocaba el paraguas
sobre nosotros —. Esta lluvia es rara ¿Verdad?
—Creo que sí, el sonido que hace cuando golpea el suelo es
más… como si fuera menos…
—¿Menos líquida? -Preguntó logrando atinarle.
—Si, es raro, todo este día tiene una atmósfera rara —Dije
mientras sacaba mi mano fuera del paraguas para mojarme con la lluvia.
—Eso… ¿Qué es? —Dijo mientras me agarraba la mano y la metía
nuevamente bajo el paraguas —. Eso no parece lluvia.
Miré mi mano al ver que tenía una especie de líquido verde
viscoso casi traslúcido.
—¿Qué mierda está cayendo? —Pregunté antes de que un
chillido proveniente del cielo, se escuchara en todos lados, tal ruido era
demasiado fuerte.
Los edificios medianamente altos se les rompió el cristal de
sus ventanas y los autos comenzaron a sonar su alarma. Cuando miramos al cielo,
vimos como entre las nubes grises, se veía una especie de apéndice casi marrón,
con un brillo de humedad, esa cosa era gigantesca y, cuando el gran chillido
cesó, eso se volvió a meter entre las nubes, logrando desaparecer. La verdadera
lluvia comenzó esta vez y el líquido viscoso comenzó a deshacerse por el agua.
—¡¿Viste eso Daniel?! —Pregunté atónito mientras seguía
mirando el cielo.
Todo el mundo perdió la cabeza con esto, muchos comenzaron a
llamarnos a las pocas personas que vimos esto, como conspiranoicos que
solamente queríamos llamar la atención, agarrándose del evento del chillido, el
cual llegó a toda la ciudad para darle un origen extraterrestre o sobrenatural.
Con el paso del tiempo, la gente siguió negándose a creer esto y los pocos que
sí lo hacían, simplemente les daba vergüenza admitirlo públicamente. Llamaban a
este suceso “El chillido de la locura” de manera completamente despectiva.
—Solo fue un evento de esquizofrenia colectiva —Decía con
total seguridad un médico en la televisión.
Cuando todo comenzó a calmarse, nuevamente los científicos
de Event Horizon descubrieron algo. Este agujero negro, que ya habían captado
antes, ahora se encontraba delante y justo en el centro de un denominado
“Agujero blanco” mucho más enorme que este. Algo así, recorrió el mundo al cabo
de unas horas, todo el mundo hablaba sin siquiera saber qué era esto.
Demasiados científicos no lograban entender cómo era posible tal fenómeno, las
matemáticas a duras penas mantenía la posibilidad de su existencia, muchas
incógnitas se crearon. Memes, videos de Youtube, religiosos hablando sobre el
fin de los tiempos, esto estaba en boca de todos, llegó a su “Boom” por unos
días y luego de un tiempo ya casi nadie hablaba del tema. Todos habían olvidado
el agujero blanco que se encontraba a unos cuantos miles de años luz de nuestro
sistema solar.
—Les impresiona más ese agujero blanco que creer en lo que
vimos —Dije en una llamada con Daniel.
—Si, pero creo que es más fácil creer en algo que si ven,
que en algo que unos cuantos cuentan haber visto.
—Si, pero esa cosa fue tan bizarra, no logro describirlo
bien.
—Nadie logra describirlo bien, ni siquiera damos las mismas
descripciones, creo que por eso no muchos nos creen.
—¡Como sea! Tengo que despertarme temprano, nos vemos —dije
cortante sin darle tiempo a responder.
Mientras me dirigía a la cama pensaba, trataba de esclarecer
lo que me molesta, no es el hecho de que parezcamos unos locos, sino, de que no
logre encontrar palabras para describirlo al pie de la letra a esa cosa, ¿Era
marrón? Era tosco. Sin dudas era pegajoso, aterrador, incluso estoy seguro que
vi unos cuantos ojos.
Esa misma noche tuve una pesadilla, una demasiado jodida.
Estaba en la oscuridad, aunque sólo podía verme a mí mismo, no había nada ni
nadie más en ese lugar, me encontraba completamente desnudo y, entonces algo me
sujetaba del pie arrastrándome a las profundidades de la oscuridad, donde no
podía ver mis propias manos con la misma claridad que antes. Intentaba
soltarme, pero eso me sujetaba con fuerza y no lograba hacer siquiera que se
percate de mi forcejeo, era como pelear contra una montaña. Me sentía inútil y
aterrado, mientras me hundía cada vez más, y lo poco que veía, se esfumaba
gradualmente, mi respiración se dificulta hasta que, cuando ya no podía
respirar, me levanté de golpe, ahogado, respirando casi asfixiado mientras
agarraba mi cuello.
Los días pasaron y no volví a soñar nada acerca del tema, de
hecho, no volví a soñar, en el momento que cerraba los ojos, mi mente entraba
en una nada absoluta que cuando estoy consciente y pienso sobre eso me es
imposible procesar.
Sin mucho tiempo después del descubrimiento del agujero
blanco y el agujero negro; los mismos científicos decían lograr ver nebulosas
cerca de estos, pero sin que sufran consecuencias de estar cercas de esta. El
mundo de la ciencia y el espacio parecían estar reescribiendo continuamente,
pero a la gente esta vez le importó poco o nada.
—¿Viste eso de los agujeros negros? —preguntó Daniel a
través de un mensaje de celular.
—Si, no es la gran cosa, solo son actualizaciones —Respondí
con cero entusiasmo.
—Un amigo dijo haber leído una noticia donde hablaban sobre
que la distancia de los agujeros, esta vez era menor que antes, pero cuando me
pasó la dirección de la página, toda la plataforma de noticias había caído.
Una reacción completamente contraria a las últimas
actualizaciones de los científicos fue el llamado “Terremoto de Tucumán” que
sucedió unos meses después. Ese día al principio todos pensaron que fue un gran
terremoto que azotó toda la provincia, causando grietas del tamaño de autos y
camiones por las calles. Pero no tardaron los medios de comunicación en dar una
noticia explicando que fue ese terremoto, una explicación que hizo que cientos
y no por decir miles de personas se dirijan a la plaza o al menos lo que
quedaba de ella, donde con Daniel habíamos visto en el cielo esa cosa. Fui uno
de los primeros en llegar, por lo que estuve lo más cerca de eso.
El causante de ese increíble sismo, que se llevó las vidas
de muchas personas junto a casas y edificios; fue una cosa gigantesca con
diferentes apéndices, cabellos y protuberancias. Una cosa sin una forma
aparente, vea donde la vea, por tierra o cielo, no había forma de vislumbrar
una anatomía o parentesco a algún tipo de animal conocido. Dos ¿Extremidades?
Parecían salir de lo que era su tal vez torso.
—¡Son alas! —Dijo un hombre muy de cerca al cuerpo de esta
cosa.
—No puede ser, no hay plumas, ¡Deben ser sus brazos!
—Exclamó una mujer.
Unas personas con un traje antiviral, que al parecer eran
científicos habían llegado a la zona, hablaban entre ellos, estudiando tal
espécimen, pero sin dejar fuera de la conversación a las personas cercanas.
—¿Estos son tentáculos? —Pregunté.
—A simple vista diría que sí, pero no entiendo por qué posee
ojos —Contestó uno de los científicos.
—Ni siquiera podemos encontrar su cabeza —agregó otro
científico que se unió a la conversación.
—Realmente no se si la tiene, tal vez se la arrancaron
—Respondió el científico que me había respondido en primera instancia —. Eso
explicaría por qué no podemos encontrar su cabeza y también esa enorme apertura
en su cuerpo, donde puede verse algunos órganos, que creo que ni dios sabe para
qué sirven.
—¿Entonces son alas o brazos? —Pregunté sobre esas
extremidades.
—La señora dijo que no hay plumas, está en lo correcto,
están completamente ¿Lampiños? Pero, tampoco hay dedos ni garras, ¿Una fusión
de ambos tal vez?
—¿Como una cosa así puede…? —Pregunté con una vaga claridad.
—¿Existir? No se ni como una cosa así puede haber entrado a
nuestra atmósfera sin que las grandes organizaciones lo hayan captado.
—Tal vez… solo tal vez… —Dijo el otro científico.
—¿Qué? —Pregunté.
—¿Si realmente esta cosa no sea ni la mitad del espécimen
completo? —Respondió.
—¿A qué te refieres? —preguntó curioso el científico.
—Tal vez por eso no logramos encontrarle forma, ni saber que
son, porque simplemente no es ni el cuarenta por ciento de toda la cosa.
El suelo comenzaba a moverse nuevamente. Otro terremoto
volvía a sacudir todo Tucumán y entre todo el pánico, las personas comenzaron a
dispersarse y a correr en diferentes direcciones. Me quedé junto a los dos
científicos cerca de la cosa y entonces el celular de ambos sonó, uno atendió
una llamada y el otro parecía que le habían enviado algo. Cuando el que estaba
en la llamada finalizó esta.
—Al parecer el terremoto es en todo Argentina y países
limítrofes —Informó —, ¿Qué te sucede? —preguntó al científico que tenía una
cara de horror mirando su celular.
—Pasa algo en China —Dijo mientras nos mostraba su celular,
donde se veían imágenes de lo que parecía ser la misma cosa que estaba aquí,
pero esta parecía no estar cortada; era más extensa y estaba unido a algo
enorme —. Está pasando en la ciudad de Denglong.
El científico pasó las imágenes, podían verse aún más de
estas cosas con alguna que otra diferencia entre estas, pero eran casi
exactamente las mismas. Logramos diferenciar al menos seis y estaban unidas a
algo enorme de un color verde moho, que en ninguna de las fotos podían verse en
su completitud y no se podía ver donde terminaba, era tan alto que parecía ir
más allá del cielo.
—Parece como si fuera una… —Dije mientras miraba a los
científicos —. Una mano.
—Es imposible ¡Algo así no puede existir! —Me respondió uno.
—Eso no te debería preocupar -Respondió abrumado el otro
científico mientras sacaba un cigarrillo mostrando cómo sus manos temblaban y
le era difícil prenderlo. Tomó un gran respiro —. Te debería preocupar que
existe algo peor que pueda dañarlo y lo que tenemos aquí, es la prueba
ferviente de eso.
Los tres vimos la enorme cosa que teníamos a la par y de
pronto el cielo brilló de una manera intensa, logrando cegarnos por unos
segundos, hasta que al parecer nuestros ojos se acomodaron a esto. Allí estaba
el agujero negro y detrás de este, el agujero blanco, los pude identificar por
las fotos que vi antes.
—¡¿Esa cosa no estaba a miles de años luz de aquí?!
—Pregunté alarmado.
—¿Cómo es posible que viajaran tan rápido? Los agujeros no
pue…
El científico se quedó callado y en ese momento vimos que esas cosas tal vez no eran agujeros y no eran divergentes la una de la otra, era sino una misma cosa. En ese momento eso que estaba en el cielo, parpadeó.
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